¿Cómo identificar tu capital creativo? (Parte 2).
¿Te quedaste con las ganas de saber más?
Acompáñame a conocer cuáles son los cuatro puntos faltantes que dan respuesta a ¿cómo identificar tu capital creativo?
En la anterior entrega vimos que para identificar tu capital creativo se necesita tener una correcta definición del mismo, después identificar el bien o servicio cultural que puedes desarrollar a partir de tu talento, técnica o especialización en un tema; sumando la importancia de conocer el mercado (haciendo énfasis en el cliente y competencia).
Si no lo has leído te invito a hacerlo, te ayudará estar más en sintonía con los puntos explicados a continuación, si no es tu caso, entonces continuamos:
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Contenidos
Empaquetar
Una vez ya identificados tus capitales creativos (esperando que tengas varios) delimita. Es decir, trata de tener una definición clara y concisa de tus bienes culturales; y principalmente, materializa.
En este punto ya no hablamos de ideas o talentos; aquí debe de existir un producto o servicio, claro y delimitado en un tiempo y espacio. Nada de ambigüedades.
Mariel Ramírez, directora de Córima nos comenta: “no basta con tener la idea de una pluma, es necesario tener la pluma o el producto de cualquier idealización para estar hablando de capital creativo”.
Ojo; aquí es el momento de demostrar en qué se diferencia tu trabajo, la profesionalización y especialización del mismo. Claro, no olvidando el mercado; y con ello, la competencia y tu buyer persona.
De igual manera, toma en cuenta la replicabilidad o la capacidad de reproducción de los bienes y servicios creativos, de los cuales nos dice Mariel Ramírez Castillo es donde podemos capitalizar y hacer crecer nuestras iniciativas.
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Prototipar:
En Córima siempre recomendamos prototipar, en otras palabras, realizar pruebas de mercado con el objetivo de entender la oferta y la demanda, quién hace algo parecido, a quién estoy buscando, quien es mi buyer persona… y tomar todas las decisiones con base en los objetivos de tu proyecto o empresa.
Asimismo, considera preguntarte ¿para qué vamos a prototipar? Una vez definido, ver la forma y en quién podemos apoyarnos para hacer un tipo “ensayo” de nuestro proyecto y/o iniciativa.
Por ejemplo, para una exposición, si quieres ver si es de interés el tema y el tipo de obra puedes realizar una encuesta al público o target al que te has acercado o aquél que has identificado en la zona en donde radica la muestra museográfica.
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Optimizar
Siguiendo con una mirada emprendedora (la cual esperamos que asumas), debes de considerar que no basta con tener tu producto y servicio; y mucho menos si de eso esperas vivir; debes de optimizar el bien cultural desde la demanda, no desde la oferta.
Un error que comúnmente cometemos es partir de lo que nosotros creemos que está bien y no salimos a ver el mercado o lo que la gente está necesitando.
Tampoco quiere decir «darle a la gente lo que quiere» , tiene que ver con entender qué tipo de buyer persona estoy buscando y qué tipo de bien cultural estoy ofreciendo, porque hay públicos para todo, tal y como lo menciona Mariel Ramírez Castillo.
Lo que implica dejar de lado el mood evangelizador, ese que comúnmente tenemos los del gremio cultural de querer llevar arte clásico a las comunidades con otros intereses o música clásica a los amantes del sonidero, por poner algunos ejemplos.
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Innovar
También, considera la innovación, si bien puedes innovar en cada una de las etapas de desarrollo de las industrias creativas; nosotros en Córima enmarcamos la innovación en el último eslabón (exhibición/consumo) por ser la ventana más cercana con nuestros públicos, consumidores, usuarios, etc.
¿A qué nos referimos con innovación? Es la actividad que nos permite generar conocimiento, aquella que tiene como factor clave la investigación y el desarrollo de nuevo conocimiento, así como la aplicación tangible de este conocimiento.
La diferencia entre investigación e innovación radica en que la primera necesita de una inyección de capital (en otras palabras, hay esfuerzo, tiempo y dinero de por medio), mientras los productos de la innovación están pensados para generar ingresos. Lo cual nos lleva a develar que si bien es bueno investigar, esto no sirve de nada si no conduce a nuevos proyectos, procesos, etc.
Asimismo, considera que la innovación está compuesta de profesionalización/ especialización en términos del talento humano; así como, en nuevas y mejores formas de hacer las cosas, las cuales deben de considerar el conocimiento profundo de nuestro buyer persona e identificar áreas de oportunidad. No omitiendo cambios de contexto o rupturas en tu proyecto.
Recuerda que el talento por sí solo no tiene valor – en el mercado-; sino el talento que produce productos y servicios culturales que tengan un buyer persona definido, un análisis de la competencia y del mercado; asimismo, que estén empaquetados, prototipados y en constante optimización e innovación.
Así que no lo olvides, si quieres vivir de lo que te apasiona hacer, concéntrate en identificar, capitalizar y potenciar tu capital creativo.
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